martes, setiembre 29, 2009
jueves, setiembre 24, 2009
Día 774, jueves
Hubo una época en particular, hace más o menos dos años, en que las cosas empezaron a salirme mal. Permanecía acostado en la cama sin poder hacer nada, los ensayos y los textos que escribía para algunas revistas me rebotaban con observaciones y correcciones absurdas. ¿Cómo era posible que un tipo sentado en una oficina cambiara aunque sea una coma de algo que de por sí ya estaba bien? Me pasaba horas enteras sentado mirando la televisión y cuando se hacía de noche no podía hacer otra cosa más que preguntarme qué había pasado con el día. En aquella época, empecé a ver películas porno. Me gustaban las películas porno porque en ellas nada podía salir mal. El actor siempre tenía un enorme pene que blandía como si fuera una espada. Las chicas siempre eran voluptuosas y estaban dispuestas a dejarse penetrar por todas partes. Las sesiones de sexo duraban por lo menos una media hora y al final alguien siempre se terminaba corriendo. Me gustan las películas porno porque me siento seguro con ellas. Detesto todo lo demás porque nadie me asegura un happy ending.